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Como si no bastaran ya los encantos que componen a esta ciudad, alguien tuvo la genial idea de vestirla con notas del pentagrama.

La música clásica colmó a La Habana recientemente. Como si no bastaran ya los encantos que componen a esta ciudad, alguien tuvo la genial idea de vestirla con notas del pentagrama.

El pianista cubano Marcos Madrigal llevó la dirección artística de Habana Clásica, una iniciativa que convirtió parte del entorno capitalino en una gran sala de conciertos. 

Para su debut en la cartelera cultural de la ciudad, Habana Clásica honró al desaparecido bajo buffo italiano Paolo Montarsolo. El virtuoso intérprete integró los elencos de importantes óperas como El barbero de Sevilla,junto a la Orquesta Nacional de España en 1956. También aparece su voz en fonogramas que registraron La Cenicienta de Rossini en 1963.

Músicos de Cuba y el mundo se unieron para poner a disposición del público piezas notorias. De la Isla participaron la Orquesta de Cámara de La Habana, el conjunto cubano Música Eterna, Guido López-Gavilán y Daiana García. Países como Alemania, Rusia, España y Estados Unidos llegaron a las diferentes sedes: el teatro Martí, el Oratorio San Felipe Neri y la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

La Habana constituye uno de los puntos álgidos de la ejecución musical clásica. No son pocos los eventos que se despliegan cada año por el centro histórico y zonas aledañas que engrandecen las sonoridades cultas.

Existe un rejuego formidable entre la arquitectura de nuestro centro histórico y la música, como si una complementara a la otra. El nombre “Habana” implícito en la identificación de los eventos indica más que un referente geográfico. La capital ha establecido con los años un maridaje indisoluble entre sus atriles y el espacio que los alberga.

Author: Ana Margarita Sánchez Soler

Original Article: Radio Metropolitana